Santiago Rodríguez.- Grandes zonas boscosas de esta provincia siguen siendo devastadas con la tala indiscriminada de árboles, sin que las autoridades forestales o de Medio Ambiente hagan algo para detener esta práctica.
Al transitar por la carretera Mao-Santiago Rodríguez, se pueden observar camiones cargados de madera talada en comunidades de esa provincia, sin que esto llame la atención de las autoridades.
Informaciones obtenidas dan cuenta de que entre las zonas más afectadas por la deforestación se encuentra la comunidad de Jicomé, limítrofe entre San José de Las Matas y Monción, así como el litoral de la presa de este último municipio, en ocasiones por el conuquismo y la ganadería, en otras por manos criminales.
Cuencas de ríos y arroyos están siendo devastadas en muchas localidades de Santiago Rodríguez, donde existen aserraderos que no son supervisados ni regulados, como es el caso de las secciones Maguanita, Meseta y Durán.
Personas consultadas dijeron que estos crímenes ecológicos se escudan en ocasiones en los llamados bosques manejados, pero que están siendo talados, sin que se siembre un árbol; sumándose a esto la poca supervisión y el macuteo, que dan rienda suelta al contrabando de madera.
JLF
Al transitar por la carretera Mao-Santiago Rodríguez, se pueden observar camiones cargados de madera talada en comunidades de esa provincia, sin que esto llame la atención de las autoridades.
Informaciones obtenidas dan cuenta de que entre las zonas más afectadas por la deforestación se encuentra la comunidad de Jicomé, limítrofe entre San José de Las Matas y Monción, así como el litoral de la presa de este último municipio, en ocasiones por el conuquismo y la ganadería, en otras por manos criminales.
Cuencas de ríos y arroyos están siendo devastadas en muchas localidades de Santiago Rodríguez, donde existen aserraderos que no son supervisados ni regulados, como es el caso de las secciones Maguanita, Meseta y Durán.
Personas consultadas dijeron que estos crímenes ecológicos se escudan en ocasiones en los llamados bosques manejados, pero que están siendo talados, sin que se siembre un árbol; sumándose a esto la poca supervisión y el macuteo, que dan rienda suelta al contrabando de madera.
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