Es la condición que el Estado haitiano deja al 95% de sus ciudadanos sin registro civil; por lo que al cruzar ilegalmente sin papeles por la frontera. Y por la irresponsabilidad de las autoridades dominicanas, es donde nuestros detractores sacan sus falaces argumentos para calumniar a la nación dominicana, causándole daño al país.
Desde 1962, por la porosa frontera pasan miles de ciudadanos haitianos sin papeles, que pretenden que los registren como dominicanos, cuando su país no tiene registro civil. No son aceptados en Jamaica, Cuba, Bermudas, ni los Estados Unidos. Pero los agentes extranjeros aspiran con motivos absurdos que aceptemos a los indocumentados, en perjuicio de los obreros dominicanos, acentuando el desempleo en beneficio de empresarios.
Existen leyes de registro de extranjeros desde 1929, la Ley de 1939, la Ley 659 de 1944, la Sentencia de la SCJ del 2005, la Constitución del 2010 y la Sentencia del TC; con tales instrumentos legales y legítimos se puede entender que la República Dominicana ejerce soberana e independientemente sus Derechos Migratorios de no aceptar ilegales sin papeles, con ello no se violan Derechos Humanos y quienes tienen sentimientos humanitarios que crucen la frontera y deje su solidaridad con la pobreza extrema de los haitianos, pero del otro lado de la frontera.
Hace tiempo se debió preparar la segunda separación, para corregir esta situación, pero son nuestros irresponsables políticos quienes deben ponerse de acuerdo enmendando tantas irregularidades, dejando de ser cómplices al favorecer empresarios que se benefician de este drama, cuyo origen es culpa del vecino Estado fallido.
Con la entrada en vigencia del reglamento de la Ley de Migración, del 2004, junto a la sentencia del TC, esperamos ponerle fin a los insultos que externan mediante la campaña mediática los agentes extranjeros contra la nación dominicana. Hay que controlar la frontera y aplicar una efectiva política migratoria que disuada a los que pretenden entrar sin papeles, también víctimas de redes mafiosas. Debemos controlar y darle seguimiento a los extranjeros que entran con visas legalmente y de expulsar inmediatamente a los indocumentados.
El Ministerio de Relaciones Exteriores, la Cancillería dominicana, sus funcionarios dejan mucho que desear debido a que no dicen nada, defendiendo con argumentos valederos las difamaciones contra el pueblo dominicano, sobre todo, que las Embajadas dominicanas rechacen toda clase de mentiras contra la República Dominicana.
Desde 1962, por la porosa frontera pasan miles de ciudadanos haitianos sin papeles, que pretenden que los registren como dominicanos, cuando su país no tiene registro civil. No son aceptados en Jamaica, Cuba, Bermudas, ni los Estados Unidos. Pero los agentes extranjeros aspiran con motivos absurdos que aceptemos a los indocumentados, en perjuicio de los obreros dominicanos, acentuando el desempleo en beneficio de empresarios.
Existen leyes de registro de extranjeros desde 1929, la Ley de 1939, la Ley 659 de 1944, la Sentencia de la SCJ del 2005, la Constitución del 2010 y la Sentencia del TC; con tales instrumentos legales y legítimos se puede entender que la República Dominicana ejerce soberana e independientemente sus Derechos Migratorios de no aceptar ilegales sin papeles, con ello no se violan Derechos Humanos y quienes tienen sentimientos humanitarios que crucen la frontera y deje su solidaridad con la pobreza extrema de los haitianos, pero del otro lado de la frontera.
Hace tiempo se debió preparar la segunda separación, para corregir esta situación, pero son nuestros irresponsables políticos quienes deben ponerse de acuerdo enmendando tantas irregularidades, dejando de ser cómplices al favorecer empresarios que se benefician de este drama, cuyo origen es culpa del vecino Estado fallido.
Con la entrada en vigencia del reglamento de la Ley de Migración, del 2004, junto a la sentencia del TC, esperamos ponerle fin a los insultos que externan mediante la campaña mediática los agentes extranjeros contra la nación dominicana. Hay que controlar la frontera y aplicar una efectiva política migratoria que disuada a los que pretenden entrar sin papeles, también víctimas de redes mafiosas. Debemos controlar y darle seguimiento a los extranjeros que entran con visas legalmente y de expulsar inmediatamente a los indocumentados.
El Ministerio de Relaciones Exteriores, la Cancillería dominicana, sus funcionarios dejan mucho que desear debido a que no dicen nada, defendiendo con argumentos valederos las difamaciones contra el pueblo dominicano, sobre todo, que las Embajadas dominicanas rechacen toda clase de mentiras contra la República Dominicana.
Por ENRIQUE MARCHENA PÉREZ
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