El geólogo y ambientalista Osiris de León dijo que las posibilidades de que en algún momento el territorio dominicano sea golpeado por un sismo de magnitud superior a 7 son muy altas debido al historial sísmico de nuestra isla, pero que esa realidad no se está tomando en cuenta al construir las nuevas escuelas ordenadas por el gobierno.
Dijo que “Ahora estamos construyendo 10 mil nuevas aulas para ponerlas al servicio de la educación dominicana, lo cual es muy importante, pero que las mismas no se están construyendo con criterios de sismo resistencia, y que eso es muy preocupante".
Osiris de León puso de ejemplo los terremotos de Haití y China, donde se cayeron unas 11 mil escuelas, producto de dos sismos distintos que se produjeron en dos puntos opuestos del planeta tierra en el 2010 y el 2008 respectivamente.
Expresó que en Haití se cayeron cinco mil escuelas, y en Sichuán, China, se cayeron seis mil escuelas, lo que indica que en dos sismos tuvimos 11 mil centros educativos colapsados, y eso se debe a que los ingenieros no tomaron en consideración la mala respuesta sísmica de los suelos flexibles, mayormente arcillosos y arenosos, y construyeron sobre suelos del mismo modo que se construye sobre roca y eso es un grave error y una vergüenza en términos de ingeniería moderna.
“Pero usted ve que el gobierno ha concursado la construcción de cientos de escuelas, y los agraciados en ningún momento han sido convocados para recibir instrucciones expresas de que esas escuelas deben ser resistentes a cualquier sismo, para que nuestros niños y nuestros profesores se sientan seguros, pero acaban de ser convocados por el presidente de la República a una reunión en el palacio nacional para instruirles a que terminen antes del 31 de diciembre, lo que indica que el plazo de entrega está por encima de la seguridad de esas importantes obras de ingeniería", dijo De León.
Dijo que las escuelas construidas sobre roca de buena calidad como la roca caliza que tenemos en la franja sur de Santo Domingo, en San Pedro de Macorís, en La Romana, en Bayahibe, en Punta Cana y en Bávaro, tienen una buena respuesta sísmica porque la roca caliza las protege como ha protegido las viejas edificaciones de mampostería de la ciudad colonial de Santo Domingo, las que han soportado terremotos de magnitud 8.1; pero que no ocurre igual en Los Prados, San Gerónimo, Los Guaricanos, Villa Mella, Los Alcarrizos, Bonao, La Vega, Santiago, Moca, Valverde, etc., donde tenemos suelos arcillosos y arenosos que vibran excesivamente y generan grandes fuerzas cortantes que rompen las columnas y hacen colapsar las escuelas y otras edificaciones que no hayan sido construidas con criterios de sismo resistencia.
El geólogo aclaró que cuando construimos escuelas y hospitales tenemos que hacerlo con criterios de sismo resistencia, pero que lamentablemente las autoridades e ingenieros dominicanos subestiman el riesgo sísmico y la vulnerabilidad de las construcciones levantadas sobre suelos flexibles arcillosos y arenosos, lo que nos expone a una gran tragedia el día que seamos golpeados por un sismo de gran magnitud.
Recordó que la isla tiene 12 fallas sísmicamente activas y que la de mayor potencial se encuentra en el océano Atlántico, al norte de Monte Cristi, Puerto Plata y Samaná, donde entran en contacto dinámico la gran placa tectónica de Norteamérica y la pequeña placa del Caribe. De León aseguró que la subducción que se produce en la zona norte del país, donde entran en contacto las placas tectónicas, levanta nuestro territorio y en ese proceso se acumula mucha energía elástica, y donde hay bloqueos o trabaduras los permanentes empujes doblan las rocas, las rompen, liberan ondas sísmicas de compresión y ondas sísmicas de corte, y esas ondas sísmicas de corte (Vs) son las que producen las mayores vibraciones sísmicas capaces de generar fuerzas cortantes que destruyen edificaciones mal construidas sobre suelos blandos
Dijo que “Ahora estamos construyendo 10 mil nuevas aulas para ponerlas al servicio de la educación dominicana, lo cual es muy importante, pero que las mismas no se están construyendo con criterios de sismo resistencia, y que eso es muy preocupante".
Osiris de León puso de ejemplo los terremotos de Haití y China, donde se cayeron unas 11 mil escuelas, producto de dos sismos distintos que se produjeron en dos puntos opuestos del planeta tierra en el 2010 y el 2008 respectivamente.
Expresó que en Haití se cayeron cinco mil escuelas, y en Sichuán, China, se cayeron seis mil escuelas, lo que indica que en dos sismos tuvimos 11 mil centros educativos colapsados, y eso se debe a que los ingenieros no tomaron en consideración la mala respuesta sísmica de los suelos flexibles, mayormente arcillosos y arenosos, y construyeron sobre suelos del mismo modo que se construye sobre roca y eso es un grave error y una vergüenza en términos de ingeniería moderna.
“Pero usted ve que el gobierno ha concursado la construcción de cientos de escuelas, y los agraciados en ningún momento han sido convocados para recibir instrucciones expresas de que esas escuelas deben ser resistentes a cualquier sismo, para que nuestros niños y nuestros profesores se sientan seguros, pero acaban de ser convocados por el presidente de la República a una reunión en el palacio nacional para instruirles a que terminen antes del 31 de diciembre, lo que indica que el plazo de entrega está por encima de la seguridad de esas importantes obras de ingeniería", dijo De León.
Dijo que las escuelas construidas sobre roca de buena calidad como la roca caliza que tenemos en la franja sur de Santo Domingo, en San Pedro de Macorís, en La Romana, en Bayahibe, en Punta Cana y en Bávaro, tienen una buena respuesta sísmica porque la roca caliza las protege como ha protegido las viejas edificaciones de mampostería de la ciudad colonial de Santo Domingo, las que han soportado terremotos de magnitud 8.1; pero que no ocurre igual en Los Prados, San Gerónimo, Los Guaricanos, Villa Mella, Los Alcarrizos, Bonao, La Vega, Santiago, Moca, Valverde, etc., donde tenemos suelos arcillosos y arenosos que vibran excesivamente y generan grandes fuerzas cortantes que rompen las columnas y hacen colapsar las escuelas y otras edificaciones que no hayan sido construidas con criterios de sismo resistencia.
El geólogo aclaró que cuando construimos escuelas y hospitales tenemos que hacerlo con criterios de sismo resistencia, pero que lamentablemente las autoridades e ingenieros dominicanos subestiman el riesgo sísmico y la vulnerabilidad de las construcciones levantadas sobre suelos flexibles arcillosos y arenosos, lo que nos expone a una gran tragedia el día que seamos golpeados por un sismo de gran magnitud.
Recordó que la isla tiene 12 fallas sísmicamente activas y que la de mayor potencial se encuentra en el océano Atlántico, al norte de Monte Cristi, Puerto Plata y Samaná, donde entran en contacto dinámico la gran placa tectónica de Norteamérica y la pequeña placa del Caribe. De León aseguró que la subducción que se produce en la zona norte del país, donde entran en contacto las placas tectónicas, levanta nuestro territorio y en ese proceso se acumula mucha energía elástica, y donde hay bloqueos o trabaduras los permanentes empujes doblan las rocas, las rompen, liberan ondas sísmicas de compresión y ondas sísmicas de corte, y esas ondas sísmicas de corte (Vs) son las que producen las mayores vibraciones sísmicas capaces de generar fuerzas cortantes que destruyen edificaciones mal construidas sobre suelos blandos
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