La procuraduría fiscal de Valverde encabezada por la licenciada Sonia del Carmen Espejo ha realizado innúmeros encuentros denominados “Fiscalía con la Comunidad” en el que buscan crear lazos de empatías, pero allí recogen cientos de propuestas y denuncias de los ciudadanos.
En estos “encuentros” los ciudadanos suministran presencialmente y vía telefónica a la fiscalía los nombres y direcciones (ubicación) de los que delinquen y que trafican con drogas en toda la geografía de esta provincia, lo que, solo bastaría con abrir una investigación pura y simple para determinar el grado de culpabilidad para apresarlo y someterlo a la justicia.
Sin embargo, ¿que se ha hecho para apresar y someter a la justicia a estos sujetos que mantienen en zozobra a los residentes de las distintas comunidades de la zona?
Nada, sería la respuesta verdad, pues, seguimos con las mismas inseguridades y los mismos miedos de salir a las calles y ser atacados de los desaprensivos.
En Valverde, contamos con algo más de una decena de fiscales adjuntos, que en sus oficinas en el palacio de justicia, realizan un loable desempeño, pero, lamentablemente no lo vemos en las calles realizando la misma labor con la misma intensidad en prevenir el delito.
El problema de la inseguridad tiene que ser abordado con racionalidad, realismo, profesionalismo y sin buscar cámaras, amparado en la justicia y en la satisfacción del deber cumplido.
Ningún ciudadano está en la posición ni en la capacidad de ofrecer de manera especulativa y unilateralmente soluciones, mas bien, es un trabajo conjunto entre autoridades y ciudadanía.
Con un código penal cuya regla es la libertad y la excepción la prisión abre una gran brecha para que la delincuencia y la criminalidad anden a sus anchas.
Las soluciones siempre serán el producto de un esfuerzo colectivo entre oficiales y ciudadanos comunes con el indispensable sustento del rigor técnico y científico.
En estos “encuentros” los ciudadanos suministran presencialmente y vía telefónica a la fiscalía los nombres y direcciones (ubicación) de los que delinquen y que trafican con drogas en toda la geografía de esta provincia, lo que, solo bastaría con abrir una investigación pura y simple para determinar el grado de culpabilidad para apresarlo y someterlo a la justicia.
Sin embargo, ¿que se ha hecho para apresar y someter a la justicia a estos sujetos que mantienen en zozobra a los residentes de las distintas comunidades de la zona?
Nada, sería la respuesta verdad, pues, seguimos con las mismas inseguridades y los mismos miedos de salir a las calles y ser atacados de los desaprensivos.
En Valverde, contamos con algo más de una decena de fiscales adjuntos, que en sus oficinas en el palacio de justicia, realizan un loable desempeño, pero, lamentablemente no lo vemos en las calles realizando la misma labor con la misma intensidad en prevenir el delito.
El problema de la inseguridad tiene que ser abordado con racionalidad, realismo, profesionalismo y sin buscar cámaras, amparado en la justicia y en la satisfacción del deber cumplido.
Ningún ciudadano está en la posición ni en la capacidad de ofrecer de manera especulativa y unilateralmente soluciones, mas bien, es un trabajo conjunto entre autoridades y ciudadanía.
Con un código penal cuya regla es la libertad y la excepción la prisión abre una gran brecha para que la delincuencia y la criminalidad anden a sus anchas.
Las soluciones siempre serán el producto de un esfuerzo colectivo entre oficiales y ciudadanos comunes con el indispensable sustento del rigor técnico y científico.
El populismo penal es un desatino, entendible en el contexto de la inseguridad que nos agobia, pero al final es un desatino.
Queremos ver una fiscalía mas enérgica y en las calles para que el ciudadano común se sienta protegido.
Por Nelson Mercado
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