Las calles de la República Dominicana se han convertido en un mercado donde se vende toda clase de mercancías.
Desde frutas y vegetales, hasta ropa usada. Desde un paquete de pinchos hasta un par de chancletas.
Desde un empanada hasta una cama. Todo lo que uno pueda imaginarse es ofertado por casi un centenar de nacionales haitianos, que poco a poco han ido ocupando el espacios públicos.
El mismo panorama se observa en la central en el mercado de productores que se realiza en la calle Gastón F Deligne de esta ciudad de Mao.
Los extranjeros bordean sus alrededores con puestos improvisados de frituras, ropa de paca, extensiones de pelo, frutas y víveres, a precios más reducidos que los dominicanos.
Los haitianos también están presentes en los semáforos de las principales intersecciones de la zona metropolitana de Santiago y la capital, llenando un espacio que hasta hace poco era ocupado por los chiriperos dominicanos, con la venta de tarjetas de llamadas, aguacates, botellas de agua, guineos y naranjas peladas.
La situación se repite con los coqueros, jugueros, heladeros y paleteros, que en su mayoría son de nacionalidad haitiana.
Además del comercio informal, en la construcción y la agricultura, los extranjeros también se han ido incorporando a otras actividades productivas en los últimos años, bien sea como porteros de edificios, choferes del concho y empleadas domésticas.
El 50% del sector laboral informal es haitiano
Las cifras del Observatorio del Mercado Laboral Dominicano (Omlad), apéndice del Ministerio de Trabajo, arrojaron que el empleo informal representaba en el pasado 2012 el 57.83 por ciento, frente al 42.17 por ciento de la población ocupada en el sector formal de la República Dominicana. De su lado, el director General de Migración, José Ricardo Taveras, ha manifestado que los trabajadores procedentes del vecino país ya representan poco más del 50 por ciento del sector laboral informal.
Desde frutas y vegetales, hasta ropa usada. Desde un paquete de pinchos hasta un par de chancletas.
Desde un empanada hasta una cama. Todo lo que uno pueda imaginarse es ofertado por casi un centenar de nacionales haitianos, que poco a poco han ido ocupando el espacios públicos.
El mismo panorama se observa en la central en el mercado de productores que se realiza en la calle Gastón F Deligne de esta ciudad de Mao.
Los extranjeros bordean sus alrededores con puestos improvisados de frituras, ropa de paca, extensiones de pelo, frutas y víveres, a precios más reducidos que los dominicanos.
Los haitianos también están presentes en los semáforos de las principales intersecciones de la zona metropolitana de Santiago y la capital, llenando un espacio que hasta hace poco era ocupado por los chiriperos dominicanos, con la venta de tarjetas de llamadas, aguacates, botellas de agua, guineos y naranjas peladas.
La situación se repite con los coqueros, jugueros, heladeros y paleteros, que en su mayoría son de nacionalidad haitiana.
Además del comercio informal, en la construcción y la agricultura, los extranjeros también se han ido incorporando a otras actividades productivas en los últimos años, bien sea como porteros de edificios, choferes del concho y empleadas domésticas.
El 50% del sector laboral informal es haitiano
Las cifras del Observatorio del Mercado Laboral Dominicano (Omlad), apéndice del Ministerio de Trabajo, arrojaron que el empleo informal representaba en el pasado 2012 el 57.83 por ciento, frente al 42.17 por ciento de la población ocupada en el sector formal de la República Dominicana. De su lado, el director General de Migración, José Ricardo Taveras, ha manifestado que los trabajadores procedentes del vecino país ya representan poco más del 50 por ciento del sector laboral informal.
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