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Cómo determinar el perfil psicológico de un Feminicida

domingo, 29 de marzo de 20151comentarios


Por Nelson Mercado

Regularmente un feminicida es una persona comun y corriente, como tu o como yo, pero en las relaciones de pareja el factor influyente en estos tipos de casos, son los celos constantes que manifiesta el agresor, desencadenando expresiones muy marcadas de violencia que en la mayoría de los casos terminan con la muerte.

Según los estudiosos de la materia Román y Sotomayor, plantean que los hombres que cometen este tipo de crimen tienden a repetir patrones culturales y familiares.

Sin embargo, Echarri Cánovas, propone que el problema de esta percepción radica en cómo construimos la feminidad y la masculinidad y que en cambio, está en la educación, en los hogares y en las escuelas.

¿Cómo determinar el perfil psicológico de los hombres que llegan a cometer feminicidio?

La señal más evidente, es el control total que el hombre intenta ejercer sobre la mujer en todos los ámbitos de su vida; desde su forma de vestir, de arreglarse, hasta relacionarse con los demás, La descalificación y el maltrato sicológico, son las armas más comunes que mantienen a la mujer dentro del círculo de la violencia y así el hombre que juró amarla y protegerla ya comienza a golpearla salvajemente.

Los agresores se ubican entre los 17 y los 45 años, Es preocupante que la mayoría de los agresores no son personas analfabetas, sino con cierto grado de escolaridad. Esto indica que la violencia es un problema social que tiene raíces muy profundas que no están íntimamente relacionadas con el estrato social o la preparación académica.

Mucha gente piensa que los feminicidas son personas del campo, pero la realidad de los hechos registrados en todo el país demuestra lo contrario.

Uno de los problemas es que a la mujer se le ha enseñado una forma de amar muy diferente a la del hombre; es la que se entrega toda sin esperar nada a cambio, y confía en él ciegamente, pero existen algunos indicios que pueden alertar a la mujer sobre la presencia de un posible agresor.

La señal más evidente es la forma de control que el hombre intenta ejercer sobre la mujer en todos los ámbitos de su vida; desde su forma de vestir, de arreglarse y relacionarse con los demás.

Por lo general, los agresores intentan alejar a la mujer de su familia y de sus amigos para que no tenga redes de apoyo que le permitan salir del círculo de la violencia.

Nada se escapa de su supervisión y registro, desde preguntas tan sutiles como quién te está llamando, por qué te saluda ese hombre y por qué te retrasaste en llegar.

Estos son hombres que controlan el lugar donde están las mujeres, las horas de entrada y de salida de su trabajo, les revisan el teléfono y la cartera, y las llevan y recogen en todos lados con el pretexto de que quieren protegerlas. Además, quieren tener hijos lo más rápido posible para crear un vínculo que sea más difícil de romper en el futuro.

Por último, estos potenciales agresores hacen uso de la descalificación para mermar la autoestima de la víctima.

Estos hombres humillan y ofenden a la mujer, le dicen que no sirven para nada, que son una carga económica, que nadie las va a querer como ellos, que no valen nada. Y poco a poco las víctimas se lo creen, hasta que sienten que no pueden vivir sin él.

Las mujeres que llegan a poner la denuncia a las instituciones correspondientes, son personas dependientes económicas y sicológicamente con su agresor, con autoestima baja. Lloran con facilidad y tienen poca confianza en sus capacidades y decisiones, lo que terminan retirando sus denuncias o querellas.

Por eso, además del soporte sicológico que se les ofrece en las comisarías para fortalecer su autoestima, a estas mujeres se les incluye en varios proyectos que las hacen independientes económicamente.

La poca protección de las autoridades

En 1997 se creó una Ley para dar protección al género femenino la que no ha sido efectiva para evitar que se sigan cometiendo crímenes y otras manifestaciones de violencia contra la mujer.

Algunas mujeres víctimas de la violencia doméstica se presentan a los destacamentos policiales quienes en la mayoría de los casos se niegan a recibir sus declaraciones.

Sin Embargo, cuando el destacamento policial suele recibir las denuncias inicia el procedimiento conforme a la Ley 24-97, éstos llevan los casos a la fiscalía para que ella los califique como casos de violencia intrafamiliar y en muchos de los casos obligan a las parejas a “conciliar”, ó se limitan a otorgar una orden de “alejamiento” y en el mejor de los casos lo remiten al juzgado de instrucción, pero una vez allí, el procedimiento pierde su correspondencia pues los jueces resuelven desestimando la querella o dándoles a estos casos una calificación diferente.

Por ejemplo cuando se trata de agresión física la tipifican como golpes y heridas, que de sanar en 10 días, permite que el agresor salga en libertad bajo fianza, colocando a la víctima en una situación de peligro dado a que el agresor vuelve a violentar a la víctima.



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+ comentarios + 1 comentarios

23 de mayo de 2015, 13:37

Gracias por el artículo. Por favor, pueden indicar cuáles son las fuentes bibliográficas en las que se basaron. O en todo caso los nombres completos o direcciones electrónicas de los especialistas que mencionan al inicio del artículo. Lo necesito para una investigación sobre el tema.

Saludos.

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