La jefatura de la Policía Nacional ha anunciado que desde el 25 de junio de 2013 a la fecha ha separado de esa institución a más de 3,000 agentes de diferentes rangos por diversas faltas, como indisciplina, narcotráfico, “macuteo”, por aliarse a delincuentes y otros delitos.
Esa cifra refleja que en menos de dos años a cerca del 11% del total de los miembros de dicha institución (unos 33 mil agentes) se les ha comprobado vinculación con algún delito que va en contra de su misión.
Esa cantidad no representa la magnitud del problema, ya que la depuración es continua.
Cultura interna
La situación no es nueva en las filas policiales, y en los últimos meses ha llegado a niveles extremos, porque, incluso, la corrupción toca a su cúpula, si ponemos como ejemplo el reciente y bochornoso caso de la Dirección Central Antinarcóticos (Dican), en el que varios de sus agentes son acusados de narcotráfico.
Además, lo peor del caso es que parte de los más de 3,000 agentes que han sido “separados” a pesar de que se les comprobó violaciones a la ley sus casos no llegaron a un tribunal o simplemente fueron absueltos por la Justicia.
“Muchas veces se separan miembros de esta institución y más adelante son incorporados, es decir, que muchísimas personas que han atentado contra la honra de la Policía son reincorporadas”, lamentó Servio Tulio Castaños Guzmán, presidente de la Fundación Institucionalidad y Justicia (Finjus).
Entre los casos más comunes de corrupción policial está el cobro de “peaje” para que reconocidos delincuentes puedan operar, la extorsión a ciudadanos, y vinculación directa con el crimen organizado para sicariato y robo. Además existen otros delitos menos comunes que son parte del día a día.
Uno tras otro
Con el pasar del tiempo los esfuerzos realizados para rescatar la imagen policial parecen ser insuficientes, ya que periódicamente se destapan casos que ponen en duda los avances en esa materia.
No bien terminaron de ser judicializados los involucrados en el caso Dican, cuando a principios de este mes el Ministerio Público junto a la Policía anunciaron que el regidor de Pedro Brand Ericson de los Santos Solís utilizaba los servicios de los sargentos Amauris Cabrera Martínez y Félix de Jesús Lora para acciones de sicariato.
Esta semana el jefe policial, Manuel Castro Castillo, afirmó que los cabos que integraban la banda que asaltó la residencia del embajador de Haití en el país, Fritz Cineas, en sus días libres “se dedicaban a cometer fechorías”.
Esto indica que personas “formadas” de una u otra forma por el Estado están utilizando sus conocimientos, cargos y uniformes para violentar las leyes.
Para el general retirado Juan Tomás Taveras dicha problemática va de mal en peor, debido a las precarias remuneraciones de los agentes, así como la violación de los controles para el ingreso de nuevos uniformados.
“En estos momentos la Policía tiene más miembros activos sin haber pasado el centro, el entrenamiento y la regulación estricta adecuada que los que han cumplido con esos procedimientos”, aseguró Taveras, al explicar que esta es una de las causas del deterioro dentro de la uniformada.
Agregó que muchos de los que están ingresando a la institución del orden van con el expreso objetivo de ser doble agente, es decir, servirle al crimen organizado con la autoridad policial.
Controles internos
La Policía cuenta con la Inspectoría General y el departamento de Asuntos Internos, dos organismos encargados de velar por el buen desempeño de sus agentes.
“Por lo visto estas áreas deben ser fortalecidas. Necesitamos una policía dentro de la misma policía, que vigile fielmente y efectivamente a sus agentes. Que inmediatamente ocurra cualquier anomalía se detecte”, explicó Castaños Guzmán.
El mismo planteamiento lo hizo Elpidio Báez, presidente de la Comisión de Interior y Policía de la Cámara de Diputados y el general retirado Juan Tomás Taveras.
Esa cifra refleja que en menos de dos años a cerca del 11% del total de los miembros de dicha institución (unos 33 mil agentes) se les ha comprobado vinculación con algún delito que va en contra de su misión.
Esa cantidad no representa la magnitud del problema, ya que la depuración es continua.
Cultura interna
La situación no es nueva en las filas policiales, y en los últimos meses ha llegado a niveles extremos, porque, incluso, la corrupción toca a su cúpula, si ponemos como ejemplo el reciente y bochornoso caso de la Dirección Central Antinarcóticos (Dican), en el que varios de sus agentes son acusados de narcotráfico.
Además, lo peor del caso es que parte de los más de 3,000 agentes que han sido “separados” a pesar de que se les comprobó violaciones a la ley sus casos no llegaron a un tribunal o simplemente fueron absueltos por la Justicia.
“Muchas veces se separan miembros de esta institución y más adelante son incorporados, es decir, que muchísimas personas que han atentado contra la honra de la Policía son reincorporadas”, lamentó Servio Tulio Castaños Guzmán, presidente de la Fundación Institucionalidad y Justicia (Finjus).
Entre los casos más comunes de corrupción policial está el cobro de “peaje” para que reconocidos delincuentes puedan operar, la extorsión a ciudadanos, y vinculación directa con el crimen organizado para sicariato y robo. Además existen otros delitos menos comunes que son parte del día a día.
Uno tras otro
Con el pasar del tiempo los esfuerzos realizados para rescatar la imagen policial parecen ser insuficientes, ya que periódicamente se destapan casos que ponen en duda los avances en esa materia.
No bien terminaron de ser judicializados los involucrados en el caso Dican, cuando a principios de este mes el Ministerio Público junto a la Policía anunciaron que el regidor de Pedro Brand Ericson de los Santos Solís utilizaba los servicios de los sargentos Amauris Cabrera Martínez y Félix de Jesús Lora para acciones de sicariato.
Esta semana el jefe policial, Manuel Castro Castillo, afirmó que los cabos que integraban la banda que asaltó la residencia del embajador de Haití en el país, Fritz Cineas, en sus días libres “se dedicaban a cometer fechorías”.
Esto indica que personas “formadas” de una u otra forma por el Estado están utilizando sus conocimientos, cargos y uniformes para violentar las leyes.
Para el general retirado Juan Tomás Taveras dicha problemática va de mal en peor, debido a las precarias remuneraciones de los agentes, así como la violación de los controles para el ingreso de nuevos uniformados.
“En estos momentos la Policía tiene más miembros activos sin haber pasado el centro, el entrenamiento y la regulación estricta adecuada que los que han cumplido con esos procedimientos”, aseguró Taveras, al explicar que esta es una de las causas del deterioro dentro de la uniformada.
Agregó que muchos de los que están ingresando a la institución del orden van con el expreso objetivo de ser doble agente, es decir, servirle al crimen organizado con la autoridad policial.
Controles internos
La Policía cuenta con la Inspectoría General y el departamento de Asuntos Internos, dos organismos encargados de velar por el buen desempeño de sus agentes.
“Por lo visto estas áreas deben ser fortalecidas. Necesitamos una policía dentro de la misma policía, que vigile fielmente y efectivamente a sus agentes. Que inmediatamente ocurra cualquier anomalía se detecte”, explicó Castaños Guzmán.
El mismo planteamiento lo hizo Elpidio Báez, presidente de la Comisión de Interior y Policía de la Cámara de Diputados y el general retirado Juan Tomás Taveras.
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