Todos cometemos errores en la vida. Sin embargo, es posible evitar los remordimientos que nos esperan en el lecho de muerte si prestamos atención a la lista de acciones y actitudes de las que nos arrepentiremos al final de la vida.
- No haber viajado cuando se tenía la oportunidad. Viajar es un ejercicio de aprendizaje constante que nos aleja de nuestra rutina, nos pone a prueba y nos permite conocernos mejor a nosotros mismos.
- Haber tenido miedo a decir "te amo". Amar a una persona es algo precioso, incluso si el sentimiento no es correspondido.
- No haber hecho caso de los consejos de nuestros padres. Nuestros progenitores tienen mucha más experiencia de que lo que creemos.
- No haber aprendido otro idioma. Hablar otro idioma da la oportunidad de comunicarse con muchas personas interesantes de otros lugares, conocer su cultura desde dentro y sentirnos parte de nuestro vasto mundo.
- Haber prolongado una mala relación. A veces es difícil salir de una relación que no funciona, pero es peor mantenerla y perder el tiempo.
- No haber pasado suficiente tiempo con nuestros seres queridos. Todos estamos en este mundo una cantidad limitada de tiempo, hay que aprovechar las buenas compañías, ya sean de familiares, amigos o incluso mascotas.
- Haber guardado rencores, especialmente contra los seres queridos. Debemos olvidar el dolor en lugar de alimentarlo.
- No haber tenido la oportunidad de hablar con nuestros abuelos antes de que murieran. Los abuelos saben muchas cosas, pero llegará un día en que sus conocimientos ya no estarán a nuestro alcance.
- No haber jugado lo suficiente con nuestros hijos. Los niños son alegres e inocentes. Debemos llenar nuestra vida con esta alegría, no evitarla.
- No haber sido agradecidos. Tenemos que aprender a decir 'gracias'. Muchos aspectos de nuestra vida mejorarán si damos las gracias de todo corazón.
- No habernos arriesgado (sobre todo en el amor). Siempre existe la posibilidad de que nuestro valor se vea recompensado.
- No haber renunciado a un trabajo que nos agobiaba. A menudo hay que pagar el alquiler o mantener la familia, pero no podemos permitir que nuestro trabajo nos condene a sentirnos miserables toda la vida.
- No habernos dado cuenta de lo hermosos que somos. Hay muchas definiciones de belleza y nadie debe pensar que no merece la atención de otra persona.
- Habernos preocupado demasiado por lo que pensaban los demás. Con el tiempo nos damos cuenta de que las opiniones de los demás no deben influir en nuestra felicidad.
- Haber descuidado nuestra condición física. A medida que uno envejece se da cuenta de lo importante que es cuidar el cuerpo.
- Habernos preocupado demasiado. Preocuparse, sobre todo por lo que todavía no ha sucedido, es inútil.
- No haber ayudado a los demás. Hay un sinnúmero de razones para ayudar a otras personas, especialmente cuando más lo necesitan.
- Haber trabajado demasiado. Si trabajamos demasiado nos perderemos lo mejor de la vida o estaremos demasiado estresados para disfrutar de los buenos momentos.
- No habernos esforzado en los estudios. Obtener títulos y calificaciones es importante, pero aún lo es más aprender a esforzarse y a ser aplicado.
- Haber tenido miedo a hacer las cosas. El miedo nos puede paralizar, pero no podemos dejar que nos venza.
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