Así como el expresidente Hipólito Mejía, el papa Francisco Jorge Mario Bergoglio pidió a los jóvenes que salgan a las calles, contra la autorizada opinión del cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez.
El sumo pontífice dijo que: “Quiero que salgan a la calle a armar lío, quiero lío en las diócesis, quiero que se salga fuera, quiero que la Iglesia salga a la calle, quiero que la Iglesia abandone la mundanidad, la comodidad y el clericalismo, que dejemos de estar encerrados en nosotros mismos”.
Después, se giró significativamente hacia los prelados que lo acompañaban y les dijo: “Que me perdonen los obispos y los curas si los jóvenes les arman lío, pero ese es mi consejo…”.
Y el cardenal López Rodríguez, quien no estaba en Río de Janeiro en ese momento, pudo sentirse aludido porque cuando el expresidente Mejía convocó a las calles a los perredeistas, el prelado católico dominicano dijo que "las calles son para circular y no para estar haciendo protestas".
El Papa Francisco llamó a tomar las calles contra la corrupción, advirtiendo que “esta civilización mundial se pasó de rosca. Es tal el culto que ha hecho al dios dinero que estamos presenciando una filosofía y una exclusión de los dos polos de la vida que son las promesas de los pueblos: los ancianos y los jóvenes”.
Jorge Mario Bergoglio, hablando sin papeles, animó a los jóvenes a hacerse valer, pero también a prestar atención a los mayores: “Ustedes, por favor, dejen hablar a los viejos, escúchenlos. Y a los viejos les digo, no se dejen excluir. Abran la boca. No claudiquen de ser la reserva de nuestro pueblo, transmitan la justicia, la historia, los valores, la memoria. Hay una especie de eutanasia escondida, una eutanasia cultural contra los viejos, no se les deja hablar y actuar”.
“Ustedes tienen una especial sensibilidad ante la injusticia, pero a menudo se sienten defraudados por los casos de corrupción, por las personas que, en lugar de buscar el bien común, persiguen su propio interés. A ustedes y a todos les repito: nunca se desanimen, no pierdan la confianza, no dejen que la esperanza se apague. La realidad puede cambiar, el hombre puede cambiar. No se habitúen al mal, sino a vencerlo”.
El cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez dijo que la solución del conflicto interno que tiene el Partido Revolucionario Dominicano no es tomar las calles “porque las calles son para circular y no para estar haciendo protestas”.
Dijo que esta medida no es la más fiable sobre todo cuando el pueblo no tiene nada que ver en el conflicto.
El sumo pontífice dijo que: “Quiero que salgan a la calle a armar lío, quiero lío en las diócesis, quiero que se salga fuera, quiero que la Iglesia salga a la calle, quiero que la Iglesia abandone la mundanidad, la comodidad y el clericalismo, que dejemos de estar encerrados en nosotros mismos”.
Después, se giró significativamente hacia los prelados que lo acompañaban y les dijo: “Que me perdonen los obispos y los curas si los jóvenes les arman lío, pero ese es mi consejo…”.
Y el cardenal López Rodríguez, quien no estaba en Río de Janeiro en ese momento, pudo sentirse aludido porque cuando el expresidente Mejía convocó a las calles a los perredeistas, el prelado católico dominicano dijo que "las calles son para circular y no para estar haciendo protestas".
El Papa Francisco llamó a tomar las calles contra la corrupción, advirtiendo que “esta civilización mundial se pasó de rosca. Es tal el culto que ha hecho al dios dinero que estamos presenciando una filosofía y una exclusión de los dos polos de la vida que son las promesas de los pueblos: los ancianos y los jóvenes”.
Jorge Mario Bergoglio, hablando sin papeles, animó a los jóvenes a hacerse valer, pero también a prestar atención a los mayores: “Ustedes, por favor, dejen hablar a los viejos, escúchenlos. Y a los viejos les digo, no se dejen excluir. Abran la boca. No claudiquen de ser la reserva de nuestro pueblo, transmitan la justicia, la historia, los valores, la memoria. Hay una especie de eutanasia escondida, una eutanasia cultural contra los viejos, no se les deja hablar y actuar”.
“Ustedes tienen una especial sensibilidad ante la injusticia, pero a menudo se sienten defraudados por los casos de corrupción, por las personas que, en lugar de buscar el bien común, persiguen su propio interés. A ustedes y a todos les repito: nunca se desanimen, no pierdan la confianza, no dejen que la esperanza se apague. La realidad puede cambiar, el hombre puede cambiar. No se habitúen al mal, sino a vencerlo”.
El cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez dijo que la solución del conflicto interno que tiene el Partido Revolucionario Dominicano no es tomar las calles “porque las calles son para circular y no para estar haciendo protestas”.
Dijo que esta medida no es la más fiable sobre todo cuando el pueblo no tiene nada que ver en el conflicto.
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