Fuentes revelaron a El Nuevo Día que desde hace varios meses, Figueroa Agosto coopera con la Fiscalía federal para señalar a figuras prominentes y del ámbito público que lo ayudaron a sobrevivir durante los diez años que estuvo en el clandestinaje y a erigir un narcoimperio en República Dominicana.
A nivel federal, Figueroa Agosto enfrentaba tres procesos: uno por narcotráfico, del que fue acusado en 2001 junto al dominicano Wilfredo Andújar Guzmán, conocido como El Amarillo; otra por proveer información falsa en la solicitud de un pasaporte; y la más reciente, que le imputó haber conspirado desde el 2005 hasta julio de 2010 para importar kilos de cocaína desde República Dominicana a territorio estadounidense.
En agosto de 2010, el notorio capo se declaró culpable ante el juez federal José A. Fusté por el caso del pasaporte y el año pasado admitió culpa en el primer caso de narcotráfico ante el mismo juez. Esta última movida fue secreta, pues según el expediente del caso, se llevó a cabo en diciembre del 2011 mediante mociones selladas. Figueroa Agosto espera sentencia en ambos casos.
Pero ayer, bajo estrictas medidas de seguridad y con mucha secretividad, Junior Cápsula llegó hasta el Tribunal Federal en San Juan y se declaró culpable ante el juez Juan M. Pérez Giménez del único caso de narcotráfico que le quedaba pendiente en la jurisdicción federal.
Figueroa Agosto fue trasladado a Puerto Rico el lunes desde el Centro Metropolitano de Corrección (MCC, por sus siglas en inglés) en Nueva York y hoy sería llevado por alguaciles federales de regreso a la cárcel en el condado de Brooklyn.
Con un cambio de imagen, que incluía su pelo recortado al ras, Junior Cápsula lució relajado y cómodo durante el proceso en el que también se declaró culpable su hermano Jorge Luis Figueroa Agosto.
Ambos -acompañados por sus abogados José Aguayo, Richard Dansoh y José Novas Debien- aceptaron, además, haber conspirado para la misma fecha para poseer con intención de distribuir cocaína y haber realizado transacciones financieras que interfieren con el comercio interestatal.
En total, José David, quien tiene 47 años, aceptó su culpa por cuatro cargos y se expone a una sentencia de entre 30 años a cadena perpetua, mientras que Jorge Luis, de 44, se declaró culpable de tres cargos y podría enfrentar entre 17 años y medio hasta 21 años y medio de prisión.
Como parte del acuerdo, ambos aceptaron que las autoridades federales le confisquen 31 bienes, valorados en $100 millones, producto de sus ganancias en el narcotráfico. Según la acusación, se trata de 20 propiedades ubicadas en Toa Baja, Carolina, Fajardo, Bayamón, Vega Alta y San Juan y 11 embarcaciones de lujo.
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